El verbo francés “coller” significa pegar. Entonces, así como el collage es una obra de arte hecha con materiales pegados, el decollage es una obra de arte hecha con materiales despegados.
La imagen se genera arrancando o rasgando partes de una imagen original, dejando ver lo que hay debajo.
En particular, esta técnica tuvo su auge en los años sesenta del siglo XX, cuando el decollage se hacía fundamentalmente con los carteles que había pegados, unos sobre otros, en los carteles publicitarios de las paradas y otros puntos estratégicos de la ciudad.
Los artistas trabajaban esos carteles de dos maneras: o rasgándolos ellos mismos, dejando ver pedazos de los distintos afiches que había debajo, o utilizando (como Jacques Villeglé) lo que ya había rasgado la gente a lo largo del tiempo (los “desgarradores anónimos”, como él los llamaba), para llevarlos a su estudio, ponerles como títulos las direcciones donde los había encontrado y así convertirlos en obras de arte (un tipo de arte conceptual, muy relacionado con el ready-made).
En general, los artistas que rasgaban afiches y el propio Villegllé, en aquellos años sesenta, eran parte de un movimiento francés llamado Nuevo Realismo, que podemos relacionar con el arte pop norteamericano de ese momento.
Observemos cómo el cartel rasgado genera una imagen de la realidad, un documento de la época, a partir de esas “capas” de imágenes publicitarias que se ponen al descubierto en una tarea que podríamos calificar (en sentido figurado) de “arqueológica”. Como cuando se excava para encontrar restos de una civilización.